Noventa noches han pasado. Soñé que despertaba.
Noventa calvarios. Más de una religión en la estacada.
Rezos y plegarias que ningún puto dios ha escuchado. Gritos mientras me duchaba.
-----------------------así nadie oyese esta avalancha-----------------------
Noventa tiritas manchadas de sangre en el cubo de la basura. Todo intenté para cerrarla.
Sin poder regalarte unas flores, entregarte esta carta. Nada funciona.
-----------------------resuena y me aplasta-----------------------
Le escribí a Irene unas palabras. Supuse que ya no me odiaba.
Le dije: “aquí estoy, menos rota que tú, pero hundida y tocada...”.
Te pienso a deshora; noventa horas cada hora que pasa. Gritos con la boca cerrada.
[Perdóname. Ojalá escribirte algo que merezca la pena y no rimar tiempos verbales o palabras que terminan en -ada... Como Prada. Qué ironía, eh.]
No comments:
Post a Comment