Este año de absoluta mierda he descubierto que existe algo, aparte de la música, que no puedo describir con palabras; la angustia mortal.
Que la resiliencia existe hasta límites que no creía posibles. Que la fortaleza que me atribuyen es una farsa, se llama "seguir adelante". Que se puede llorar más de veinte veces en un día y se puede no llorar de dolor.
A la muerte sólo le deseo la muerte. Se ha llevado a mis seres queridos y kilos que no me sobraban.
Salir de 2020 sin prescripción de benzodiacepinas o tatuajes está siendo un logro. Este año es una losa que me aplasta las vertebras. Y lo peor de todo, el dolor de mi alma no se irá con el próximo.
Ustedes, ¿qué tal?