¿Y no es acaso su existir una quimera? Todo lo que no tiene es sencillo de alcanzar, su solución se basa en tapiar los ojos y tolerar que todo se desmorone eternamente entre lo real y lo que no, la ficción de un deseo...

Sunday, October 5

Estan ustedes volando.

Tus ojos color mentira cuando dices que todo va bien.
Hoy nunca lloro y esta lloviendo entre mis ojos.
Sólo conozco la inestabilidad de mis palabras, de mis hechos, de lo que surge de pensar entre lo único que corrige mi fatalidad diaria.
Aquí donde vivo todo el mundo cree, e inciertamente, en la felicidad de mis defectos, de mi cuerpo y enteramente; de mi.
Ójala hablase de felicidad conmigo adentro, muy adentro, donde ni si quiera tus ojos de luz incesante, tu palabrería escasa, monosílaba y casi agudamente irónica puede alcanzar.
En multitud de ocasiones es sólo un cosquilleo lo que me deja llevar, siento un tacto interior, como el aleteo de una mariposa, que va engrosándose cuanto mas... Vivo.
Debe de haber una sola conclusión, pues sé que nada mas dejar atrás el entramado capilar de mi madre lo comencé a notar. Sé que un día se termina, pero no sé que ya estoy muerta.

Quiero hablar de tantas cosas, del intenso azul de unos ojos que un dia fueron jovenes, de ligeras hojas que se deslizan entre mis recuerdos como lo hicieron mecidas en un viento aspero y cálido. Me saturo de bellas palabras para personas animicamente desperfectas, de hedores, corrientes que me besan y me palpan. Pero no sé escribir sobre otra cosa. Sólo del trajín de este mi corazón.


¿Duele saber que no estas vivo?
Duele,
tener que creer aquello que percibo,
ser frágil testigo,
ser ritmo,
de un error.

Soy paloma,
soy adivinanza resuelta
y ganador.

Soy rígida sabana suelta,
sin color.
¿Por qué?
Aun no sé ser yo.

Sunday, March 2

Conociendo gente.

Ahora que te has ido malditos sean tus besos.
Malditos sean los días que no encuentro en tus pestañas el céfiro de mi otoño.
Ahora que te has ido, cuándo es el tiempo del regreso.
Malditas sean las horas que maldigo en el rincon de nuestra foto.

Sal de mis ojos. 
Y eres.
Tanto si lloro,
como si veo rojo en este claro trozo;
de mi soledad.

Nada más lúcido que conocer que si partiste,
mas allá de mis maldiciones,
Dios quiso poner a prueba mi despiste.
Preguntó: ¿Quién tiene cojones...?

Fuiste la miel, "honey"...
Resulta como el Romeo contemporáneo que a todas les pone.
Mas allá de mis maldiciones,
Dios preguntó ¿...a enamorarse, entonces?

Yo levanté la mano.
Y el brazo.
Y el corazón.
Y mantuve rato largo,
hasta convencer mi devoción.

Y del "te quiero" entre caricias pasaste a las mentiras.
Por qué mi miel me legó tan salada.
Ahora que te has ido, estoy ahogada.
Volveré a nacer y a quererte desde arriba.

Maldita sea mi mano,
que te toco los brazos.
Maldito sea mi corazón mundano,
que creyó en tu devoción.

Y maldito sea... Nuestro amor.