¿Y no es acaso su existir una quimera? Todo lo que no tiene es sencillo de alcanzar, su solución se basa en tapiar los ojos y tolerar que todo se desmorone eternamente entre lo real y lo que no, la ficción de un deseo...

Sunday, October 18

Carpe diem

Nunca la he visto, y la encuentro cada noche en la aflicción. Ella es mi insomnio, es mi quebradero de cabeza. Pienso cada día en su mirada putrefacta, moribunda, viperina. 
Estoy enferma. Bajo una luna acusadora, lo he gritado, y ha dejado de sonar la melodía natural, el crujir de la arboleda, el río fluir, y ella aulló. He visto el amargo vaho salir de su boca, clamar mi nombre. Domina mis instintos, aun la advierto reír cuando me hace llover por dentro, y siento que me araña en el estómago con sus garras negras, mientras absorbe de mi queratina la rigidez. 
Estoy enferma. Conozco que ella es la sangre que late en mis heridas. ¿Quién decide? ¿Quién opina? ¿Simplemente decidió cobijarse en mi figura? La veo en el olor ácido de la letrina, brilla en mis últimos pecados, cuánto le gusta verme rugir. Y es en la vehemente oscuridad donde trato de vencerla, horas antes de darme por vencida. A las 22:23.
Estoy enferma. La opinión de la estadística es esperanzadora, mejor que una pistola en la sien. No reclamo condolencias, gracias, pero mi enfermedad soy yo... Soy yo, inclemente, no pudiendo dormir, escarbandome las entrañas, regurgitando plasma cálido, robándole sonido a mi latir. ¿Tan poco me querías, Alicia?

Valiente, hija de puta, sé cuando decidiste venir. Dibujé una puta cruz en el puto calendario. En la depresión más puta. En el llanto más sórdido. ¿Me oiste? ¿¡Me oyes ahora?! Oyeme, porque si yo me voy, maldita, si yo me voy; te vas conmigo.

Saturday, October 17

El baile.

Con una úlcera en el estómago
y whisky en la tercera copa.
Las luces se atenuan,
bailamos my sharona,
me mira y se diluye
el rojo de sus córneas.

La humareda de sus verdes,
presta a una memoria rota,
unos labios de desierto
emanan cerca y no me tocan.
Aun nos sueño desnudos;
sólo y puesto con sus botas.

Desenfunda la guitarra,
comenta verme entre las notas,
juré encontrarla a ella
rebuscando entre sus cosas.
Sudando el como me mire;
sólo busco que me cosan.

Bajo su cartón mojado,
gota a gota,
nos pilló la aurora.
Cuántos litros hacen falta
para borrarse la memoria.
Retornar mirarnos las pupilas
y mofarnos de la historia.
Ponzoñoso vínculo,
mejor final de gloria.

Friday, October 16

Yo.

Ser consciente, básicamente, dejar que la gente invente. Que tiente; contra mi suerte, ¿salir del pozo?, yo ya lo intenté. Y estoy aquí, latente, con menos dientes, pero drenando veneno de serpiente. Rezumando mi comentario incongruente, toma tus lentes, pues no lo vas a ver. Lo saco del horno que es mi mente, aun esta caliente y lo dejo florecer. Muchos no me creyeron cuando dije que era mía la patente, pues yo lo inventé; el limpio ambiente, el sol radiante, la voz demente, alcohol de beber. 
No presumí por diferente, atraje creyentes, le di la vuelta al marcador. Soné consciente al alzar la voz, y cuando subí a la parra, luminiscente, descubrí mi religión.
Jesús hubiera clamado "indecente", nunca me mencionó en sus parábolas, mi número de seguidores también era creciente y, sin embargo, calló.
Anticonveniente, a contracorriente, le fui contribuyente ¿así me lo pagó?
Ya lo dijo mi madre, nunca un adolescente tan desobediente, y tampoco nunca imaginó, que sería diligente, una esperanza emergente, una oda al fervor.
Creanme cuando hablo de un halo envolvente, una creencia que nos miente, nos vuelve impacientes por ver el color; un blanco fondo en negro, un loco aliciente, que hasta que el hombre escarmiente será incesante labor.
Primero fue activamente y luego a peor.  No anotaron gradiente, porque no me moví. Fui agente de la muerte, mas de algún río afluente, y aunque alenté nadie paró mi dolor. Convirtió un beso en la frente, unas manos calientes en un astringente y allí perdí el corazón.
Para cuando me encuentre, que dios sea consecuente, ya no habrá sol. Y en la pendiente, de tu sonrisa elocuente, en el accidente, de tu mirada absorbente... Allí estaré YO.

Sunday, October 11

My heart,
as my plan,
is broken.
There's no patch,
no man.
Not sober.

The path you draw
seems to be opened.

Who's gonna fix this.
Take the risk,
cover your kiss;
till you're over.

Friday, October 9

Tu cuerpo es continente.


Todo sería más fácil si hubiera nacido en tu ciudad maldita. Llena de verdes praderas, de cosas infinitas. Los domingos a la iglesia, mirando a la mezquita, levantar los párpados a horas intempestivas, acariciarnos en los cines partes no descritas. Sin ricos ni pobres, sólo nuestros nombres. Regalarme sentimientos que te sobren y comprarte de vuelta cosas, sin dinero, con el sueldo de vivir donde te escondes.

Sudar bajo un sol que es tu noche, besarnos en los coches de una ciudad sin coches. Ponerle color a esos ojos grises, dejar que me pises, me eleves o me desquicies. 
Habríamos bailado en funerales engalanados en rojo, todos los lunes mirarnos a los ojos, pensando que podríamos con todo. Ayudarte a despertar si dejas de latir, respirarnos como oxígeno, ser en tu biblia nuestro origen y fin.

Ser Irak en guerra los jueves, creer que es bonito, no el hecho, si no verte disfrutar que llueve. Llorarte en las ventanas si hace sol, ser el hielo que compense tu calor. Comprar pasteles en la panadería, bajo las farolas hacer el amor.
Las rosas de tu cuerpo olerían a notas musicales, perderías los cabales visitando mis ciudades, en todas sus calles tu nombre en una dirección. Mi corazón.

Y sin embargo, no.

Thursday, October 8

Mi madre dejó de escribir,
poemas,
el día en el que yo nací. 
Fue una tarde gris,
preludio,
de lo que se veía venir.
Adiós. Pluma. De marfil.

Levantó Dios castigo más duro
en donde
nadie pudo decir más.
Yo soy río, montaña, muro;
soy viento y huracán.
Soy calvario de astutos,
alquitrán en la mar.

La noche haciéndose ciudad,
gorgoteando luz,
volviéndose cristal.
Convirtiéndome en alud
que acabó con su paz...
Pequeña mota que será polvo,
gran calamidad,
hija del gran redondo;
de mi padre me dejo besar.
Desgranando las horas de sequía,
lo llamarían soledad.
Soy yo piedra en esta piedra,
roca de sal,
ácida cuando se esconde detrás.

Soy mujer luz.
Soy la frontera del topacio.
Mirada al sur,
escondida piel de luna.
Consumí todas las horas,
ya no queda ninguna.

Se deslizaron férreas hojas,
las que me componían,
y en el páramo de costras,
que ahora era mi ser,
como un vegetal, caduco,
detuve el creer.
No me riegue. No hay sed.