¿Y no es acaso su existir una quimera? Todo lo que no tiene es sencillo de alcanzar, su solución se basa en tapiar los ojos y tolerar que todo se desmorone eternamente entre lo real y lo que no, la ficción de un deseo...

Thursday, April 27

101.

Mi estrella fugaz,
ayúdame a olvidar
que ya no estás.
Las náuseas,
la inmensidad,
ganas de vomitar,
llorar,
la muerte mordaz
me las pagará.
¿Dónde estás?
si es que estás.
Tú; ave rapaz,
y tu verdad,
labios de coral.
Dejarte marchar;
inmensa crueldad.
En el cielo brillarás,
solo quedará
cruzar el mar,
aprender a volar,
superar la adversidad.
No paro de buscar
te lo juro,
aunque no quieras.
nos volveremos a encontrar.

Sunday, April 16


https://www.youtube.com/watch?v=aQh9eDcS1-0

when you had not touched me yet
oh take me back to the night we met


-(ninguna carta te escribiría
te mandaría una canción todos los días
la letra escrita
asi funcionan tus movidas
no te odio
no quiero verte
no abrirme las heridas
ojala te vaya bonita
de veras la vida
yo estoy muy en paz conmigo misma)-

Saturday, April 15


La princesa está triste.. ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro;
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de Mayo,
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte;
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de marmol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste; la princesa está pálida.)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
(la princesa está pálida; la princesa está triste),
más brillante que el alba, más hermoso que Abril!

"Calla, calla, princesa" -dice el hada madrina-,
"en caballo con alas hacia aquí se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con su beso de amor..."


Rubén Dario.

Sonatina, o del poema que más tristemente simboliza mi vida y que mi señora madre solía recitarme cuando aun yo no entendía... Irónico es el hecho, mecanismo mental, de que yo fantasease con una bella criatura encerrada en una torre infinita y creyese que era fruto de mi propia imaginación. 

Sunday, April 2

Asintiendo siempre.

Pero esta vez es distinto. Apenas puedo articular las palabras, me tambaleo por la habitación que parpadea iluminada, abro la puerta de un mínimo frigorífico que corona mis días y extraigo entre dos y cuatro cervezas. Ahora tengo permitido el consumo de alcohol y lo exploto al máximo. Putos médicos, no valéis para nada, no tenéis ni idea. Siento la necesidad de evadirme de este cosmos infinito que no llena mis hendiduras, que no me satisface y me deja descompuesta ante la posibilidad de un todo que aparenta ser gravilla entre las manos.
Se trata de una experiencia mágica y etílica, un seductor elixir que me hace sentir planear fundida a las alas de un ángel etéreo.

Esta vez no es lo mismo, porque de un tiempo a esta parte no termino las noches en solitario. Y sólo siento apatía; ante sus criticas, ante las alabanzas. He transformado el hedonismo en el engranaje que desplaza mis días, sólo confío en el placer y he olvidado al ser humano que se encubre detrás de todo esto.
Y esta noche no ensuciaré ninguna cama, como ensuciaron sus palabras mis ideas, como ensució la política la mente del impúber. No me importan las llamadas, hago caso omiso a los mensajes, las señales, los gestos que supuran "acércate", las futuras historias con feliz final. Esta noche beberé hasta caer rendida, porque no encuentro otro propósito en la vida. Y es en este exacto momento cuando, mientras fuerzo a mi organismo para sentir compasión, mientras Morfeo me rastrea con mirada pesarosa, avergonzada, mas insulso me resulta el sentimiento del individuo.
Recuerdo el último hombre al que le dije que el ser humano es egoísta por naturaleza, nacido de un sexo que no busca mas que la propagación de la especie, la prórroga de su historia, la posesión de un ser que simbolizará desde sus mas aduladas características hasta sus mejor escondidos temores. Y éste, un músico de renombre, una mente prodigiosa, se atrevió a llevarme la contraria, porque sus ideas son puras e irrebatibles, ¿porque ya tenía un pie en mi vagina? Tampoco me importa, porque yo continuaría con mi individualismo cirenaico, ese que nació conmigo, y pararía el movimiento de mis labios y cuerdas vocales para asentir con mi cabeza.

Me pregunto en un atisbo de lucidez si soy la reencarnación de Epicuro o el anticristo llegado para vencer su estúpido y utópico quijotismo, sus lindes insensatas. Y me río, porque no busco que nadie lo sepa, porque yo soy ustedes y ustedes, hombres, creen que son irremplazables. Mas yo soy la prueba irrefutable que no saldrá a la luz de la mentira que viven cada día. Sin embargo, les dejaré como máxima penitencia aun, el desconocer que no valen nada y asentiré con la cabeza como hice siempre.
Y diré, cuando mis párpados desplomen, mañana sera otro día, y atenderé indolente a las llamadas, los mensajes, los gestos, que ustedes consideran insólitos, singulares, pero en realidad sólo conforman la masilla que colma mis carencias físicas y aumenta mi estima.