¿Y no es acaso su existir una quimera? Todo lo que no tiene es sencillo de alcanzar, su solución se basa en tapiar los ojos y tolerar que todo se desmorone eternamente entre lo real y lo que no, la ficción de un deseo...

Tuesday, July 28

Diario de un corazón roto.

Hay frases que se quedan grabadas para siempre en la memoria:
- ¿Qué se siente al saber que no era más que un hijo de puta que sólo intentaba vacilarte? Nunca he sentido nada.
Lo de siempre, ya lo saben, el amor, esas duras experiencias que te marcan y se explican como miedo al compromiso, dolor interminable, traumas que pereceran con el tiempo... Sin embargo, ya se conoce todo eso, que me prometería a mi misma no volver a querer a nadie, tratar a los hombres como si fueran lo último en la tierra con lo que pasaría mas de un día.
Realmente, comprendo la reticencia que se puede experimentar a mi lado en cuanto a todo esto.
Hace poco caminaba por la playa con el resto de pelagatos que parece supuramos de la tierra en periodo vacacional. Seguía a un hombre de bañador rojo, le perseguí durante dos kilómetros mientras intentaba dilucidar algo de mi maraña de pensamientos. Ultimamente siento ganas de llorar con bastante frecuencia, y aunque me puede llevar horas conseguirlo, aquel día derramé una lágrima. El caso es, que observé una curiosa pareja agarrada de la mano; la chica era humildemente fea, con ojos increíblemente separados y una nariz protuberante, y el hombre, de torso dorado y atléticas piernas, parecía esculpido por el mismo dios. Pensé entonces, que ante mi mediocre belleza podría conseguir gustarle a cualquiera. ¿No suena egoísta, superficial, frívolo...? Si. Segundos después de emitir ese pensamiento, mi estúpido cerebro envió mas información, la lágrima ya se deshacía por entre la comisura de mis labios y supe que nunca nadie querría sentirse atraído por alguien como yo. Aquella instancia sobre como lo físico importaba lo más mínimo se hacia real al darme cuenta de que nadie podría adaptarse a mi desalmada conciencia y que si lo hacía, seria demasiado tarde, y ya no tendríamos absolutamente nada que contarnos. Si necesito encontrar a alguien tan hecho pedazos como yo, prefiero abstenerme de la compañía humana... No quiero alguien como yo. Quiero dolor justificado, intrépidas discusiones con final feliz, abrazos solo y cuando sea necesario, la complementariedad de un cuerpo sin alma, que se entrelace con el mío.

El autodiagnóstico era correcto, ojalá no lo fuese. Me límite a observarme como si fuera mi propio sujeto de pruebas. El problema de la omisión de información, que ha tenido lugar en todas las épocas y lugares, colisiona contigo cuando experimentas aquello de lo que no se ha dicho lo suficiente.
Lo que no nos cuentan acerca de un corazón roto, es que no sucede de un solo impacto, un golpe seco que lo estalle. Si no al contrario, mi desgraciado corazón tardó tres días en deshacerse, esta última vez. No sentí nada. No sentí el desgarrador y tremebundo eco de un cristal rompiéndose, de una bomba estallando, ni nada similar. Simplemente supe que estaba roto.
No quería centrarme en el discurso en relatar minuciosamente los acontecimientos, puedo, sin embargo citar, que hable con él, lloré con él y una parte de mi murió con él. El día que continuaba a todo esto, hice mil y un esfuerzos por levantarme de la cama, hecha un rebujón entre mis sábanas, como si realmente no quisiera hacerlo y algo me llamase sin tregua desde el fondo de la tierra... Un fracaso. Advertí también la falta de ganas de comer, algo bastante inusual en mi, y cuando al fin conseguí incorporarme, sólo pude retomar el camino hacia el sofá.
Rozando el atardecer, mi orgullo me gritaba desde dentro cual instructor militar, obligándome a salir del agujero y contemplar el sol. Siempre es agradable poseer amigos que te instan a vivir.

Traté sin mucho éxito de encasillarme entre la tabla de Kubler Ross. Los primeros días experimenté la mas horrible negación, pero indudablemente se trata de un modelo no correcto al completo y lleno de variantes personales. Esta última se lanzó conjunto la ira, otra de las espléndidas etapas, contra el señor protagonista del teatro, que es mi vida. No es que me pasase el día mascullando 'que eso no me estaba pasando a mi' o maldiciendo la existencia de todos mis sentimientos, pero seguro que no era posible el distinguir un límite entre ambas.
Incapaz de dormir. En una estimación aproximada, tardaba unas cinco horas en conciliar un mínimum de sueño. El insípido resto del tiempo meditaba, sobre mi vida, la suya y lo que ya nunca sería nuestro. Llegado un determinado y delirante momento se unían a mis pensamientos la realización de mi vida, la falta de interés, una ausencia de sentido que nunca le había encontrado a esto de vivir; y este era, pues, el punto de no retorno que me elevaba a la desesperacion, sentía las ganas de la conversacion humana, la contraposicion de hechos, con otro cuerpo, que en anteriores casos llevaba el nombre de mi locura.

La negociación llevaba ligado ese nombre. Siempre me he jactado de un orgullo desorbitante y ahora ¿dónde estaba? Yo, en la metamorfosis de una serpiente, reptaba y me arrastraba entre unos pies que a mi parecer, me hubieran pisado de haberlo deseado.

Mi duelo es auténticamente mío, pues yo soy mi propio infierno. Y de esta manera no necesitaba, ni quería, detallarle a nadie mis conclusiones vitales. Actualmente, se baten en duelo la popular aceptación y la depresión temida; y siendo honestos, no conozco el desenlace. Seria horripilante saberlo. Me baño en sutilezas todos los días, y las fútiles ganas de seguir soñando me sobrepasan los cóndilos de los huesos. Si me preguntan qué tal, ávidamente responderé lo increíblemente bien que me dispongo, o que al menos lo haría, si mi vida no fuese una obra, como ya he dicho, de algo macabro que nos mueve.
De todos modos, nunca lo he hecho, y aun así, he tenido el deslumbrante valor de responder a preguntas como la del comienzo un "alguien lo hará". Sin embargo, lo que no sé es si merecerá la pena.

Tuesday, July 21

Y te miraré, mientras tu me miras, y entonces sabré que todo lo que tuvimos mereció la pena. Aquello que meses antes deduje sería mas mío que tuyo, algo que poseíamos, y que yo decidí guardar.
De mis ojos brotará un mar tan salado como el Muerto, y así mis sentimientos. Te agradeceré entonces, con una sincera mirada, el haberme devuelto a la vida, pues he sentido la tierra girar sobre mis pies, el cielo retomar peso sobre mis hombros y percibido un sol abrasador enrojeciéndome la piel. Y daré también las gracias a tu apenumbrada alma por devolverme a la indiferencia, la inconsciencia, la mortandad. 

Será el momento en el que nada sienta cuando te mire y llore, mas al mismo tiempo sonría, porque todo lo que un día fue nuestro lo escondo tras una barrera de orgullo, como la madre que ve madurar fructíferamente a sus hijos.

Renaceré de entre las cenizas oscuras como el Fénix, yo seré la historia eterna que narrarán los hijos de sus hijos y mi Oriente será su tumba. Traeré a la vida nuevos y más fuertes dolores de cabeza, rezará el hombre sin nombre por haberme descuartizado en cada una de las partes que, a su juicio, le correspondían. Yo seré el abrupto mar, que un día llenaron unas ardientes lágrimas, tallando rocas, delimitando reinos. Seré el volcán: la cumbre que esculpe el ávido fuego de dragón, un cambio de viento a favor del contrario. Seré el cielo y el infierno, yo; todo y nada, habré regresado para imposibilizarme.