
De mirarte y sentir las ganas, a desear no conocer nada más que yo, porque comprendo quién somete mis parajes; hombres estoicos, sonrisas fracturadas, vidas vacías, y tú, tú donde te acoples.
Dejaré que la humarada que te empaña me acompañe y le conversaré. Y entre calada y resuello seré yo. Hundida en tu ciénaga verde, y tu consumo verde, y tus ojos verdes. Y te dije: "no te enamores de mí, porque no merezco, no creo, no busco".
Que parezcamos dos lobos batallando por ser más, llenar nuestros pulmones de fiereza y aullar. Aullar contigo aunque no tengamos razones para nada. Preguntarte con saña antes de entrar a mi vacía manada: ¿dispuesto a vivir la luna llena sólo una vez? y que asumas que, en mi vacío el apogeo es único y fugaz, y disfrutar; sólo si fantaseas conmigo, sumidos en la ignorancia del coma.
¿Lo que quieres es evidente? Tu dirás.
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