Ser consciente, básicamente, dejar que la gente invente. Que tiente; contra mi suerte, ¿salir del pozo?, yo ya lo intenté. Y estoy aquí, latente, con menos dientes, pero drenando veneno de serpiente. Rezumando mi comentario incongruente, toma tus lentes, pues no lo vas a ver. Lo saco del horno que es mi mente, aun esta caliente y lo dejo florecer. Muchos no me creyeron cuando dije que era mía la patente, pues yo lo inventé; el limpio ambiente, el sol radiante, la voz demente, alcohol de beber.
No presumí por diferente, atraje creyentes, le di la vuelta al marcador. Soné consciente al alzar la voz, y cuando subí a la parra, luminiscente, descubrí mi religión.
Jesús hubiera clamado "indecente", nunca me mencionó en sus parábolas, mi número de seguidores también era creciente y, sin embargo, calló.
Anticonveniente, a contracorriente, le fui contribuyente ¿así me lo pagó?
Ya lo dijo mi madre, nunca un adolescente tan desobediente, y tampoco nunca imaginó, que sería diligente, una esperanza emergente, una oda al fervor.
Creanme cuando hablo de un halo envolvente, una creencia que nos miente, nos vuelve impacientes por ver el color; un blanco fondo en negro, un loco aliciente, que hasta que el hombre escarmiente será incesante labor.
Primero fue activamente y luego a peor. No anotaron gradiente, porque no me moví. Fui agente de la muerte, mas de algún río afluente, y aunque alenté nadie paró mi dolor. Convirtió un beso en la frente, unas manos calientes en un astringente y allí perdí el corazón.
Para cuando me encuentre, que dios sea consecuente, ya no habrá sol. Y en la pendiente, de tu sonrisa elocuente, en el accidente, de tu mirada absorbente... Allí estaré YO.
No comments:
Post a Comment