Como yo mucha niña tonta jugando con fuego,
apostando con la muerte algo que no tengo.
Mira, ya si eso me arrepiento luego,
ahora déjame dormir y no me rayes.
Joder, cuántas veces le habré dicho que se calle.
Pues llevo muchos años con él dentro,
y siempre tiene el bonito detalle,
el don inefable del culpable
de hacerme sentir encima el muerto.
Voy a dejarle que hable,
¿me explicará cómo funciona el infierno?
Me iré si es mejor que esta cárcel,
y me rajo sin miedo con el sable,
un contemporáneo harakiri.
Este demonio no se irá, yo ya lo sé,
vive conmigo y yo con él.
Somos simbiosis,
esta en cada poro de mi piel.
Cada vez que me toca, la catarsis;
mejor que cualquiera de tus dosis.
Le miro a los ojos y pienso es un ángel,
así funciona su hipnosis,
después me clava el veneno
como una serpiente cascabel
y entro entonces en este carrusel.
Como Holden pero sin su centeno,
al borde del precipicio,
me desquicio,
inicio,
mi vicio, que es su tóxico.
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