
Y si hay algo que me pone cachondo al corazón es su olor entre mis manos, que se puede coger, se acaricia, se inhala y le llega. Y me grita desde dentro "No existe piedad para yonquis de amor", pues no, no. Y si no, para qué molestarme yo, una heroinómana en fragancias, en suplicar...
Pegándole patadas al sol como descosidos, y comiéndonos a besos entre recuerdos, para acabar follando el perro mas que otro esquejo de cuerpo... Y si nos queman los pies y no nos damos cuenta; es porque preferimos fijarnos en el final de nuestra lengua que en tu dios de mierda.
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