Cuánto me la sudáis vosotros y vuestras maneras, vuestras creencias, vuestros sistemas, vuestras esperas, vuestras carteras. Ese dios que os brinda paz y que ofrece, con su fulgente mano, de comer a aquellos que nada poseen. Y cuántas muertes se ahorró dios, díganme, cuántas muertes se ahorró con su estructura y su ley. Llamaron al crimen redención. Y empujaré los labios para gritar una y mil veces, conducida a la acción. He tragado toda la tierra del camino hasta llegar aquí y desconozco cómo he venido; vacía de la vida y vomitando egoísmos.
¿Os asombra el cambio? No sé que soy, que no soy yo, pero tantísimo me agrada mi metamorfosis; ser un relámpago, un galgo afgano. Salgo a matar, y digo afligida que no recuerdo nada, cuando en realidad es lo que buscaba. Le sonrío al tipo de la barra y me invitan a caladas, a liarlas pardas, a copas cargadas. Nunca he padecido esto, y me llena, de lo que sea. Quiero viajar, explorar, conocer, pecar, aprender, no veros la puta cara y encontrar. Y no, chico, no me quiero enamorar, yo ya me tatué una vez "siempre cumplo mis promesas, te prometo que te quiero, y esta no es una de esas". Sin embargo, si pretendo que me vengan detrás, y que me acaricien con la lengua la espalda. No soy la que promete que llama, porque la llama soy yo. Tranquilo, que, como todos aquí, arderás.
Joder. A tomar por culo. Estoy genial.
Joder. A tomar por culo. Estoy genial.
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