Siento la sangre latir bajo la tela, igual hoy me revientan las venas. Pero no es la primera vez que me agujereo el cuerpo, ni la primera que me dejo de gustar.
Pienso en el olor a oxido de tus manos, completamente hipnotizada y sin saber que decir.
Me gustaría tenerte mas cerca para poder inhalarlo y dejar de conformarme con sólo imaginar. Sólo si haces que me olvide de lo que no somos los dos, sólo así.
Pienso en el humo que fluye de tu boca, que entra y te recorre, y sale; como buscando el aire, como ahogándose dentro de ti. Casi como yo. Vuelvo a imaginar que sientes necesidad de una nueva calada.
Pero no pienso en mi, no pienso en la carga de mi cuerpo y en ese instante; soy feliz.
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