Verle.
Se me para el mundo y el corazón, y volver a empezar. Desde cero.
Y este tic tac que zumba, que yo creo que no son latidos, que es mi cerebro que chirría, se habrá cansado de esperar...
¿Y si sabes que va a hacerte sufrir el setenta por ciento de las veces para que sigues?
No tenéis ni idea.
No sabéis cual es su olor; el que se queda pegado en mi ropa, ni el color de sus ojos; en la maldita paleta de verdes no diferenciaríais, ignoráis cual es la mueca de la felicidad, que cojones hace con los labios cuando quiere algo.
No podéis hablar.
No entendéis la posición de sus manos, lo que le duele el pecho, que yo no se si es porque no le cabe el corazón o por todo el daño; incluso el que ha causado.
Pero me callo, por que la ignorante después de todo... Soy yo.
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