¿Y no es acaso su existir una quimera? Todo lo que no tiene es sencillo de alcanzar, su solución se basa en tapiar los ojos y tolerar que todo se desmorone eternamente entre lo real y lo que no, la ficción de un deseo...

Friday, September 4

Alicia ganó.

Recuperé horas de vida rellenando las llagas supurantes con otros nombres, diferentes voces, nuevos olores. Y acabé amaneciendo en esta cama, mirando la ventana, viendo al viento vencer al verano. La continua brisa que todos tanto ansían, de un aire al que califican de nuevo, cuando es el mismo de ayer, que me sacude las pestañas una a una. Decido no preocuparme de quien esté a mi lado, mientras esté. 
Hay algo que me hace sonreír, pero no me deslizo entre las sábanas en su busca. Entre unos valientes giros y otros, si no me agrada aquello que observo me levanto y busco la calma en esas hojas que desprendió la lucha eterna. Fuera de este desconocido colchón hay una esperanza que me prende llamas, tanto que siempre hay un hombre detrás preguntando si llevo fuego. Ya no sé si es el mismo. Las horas. 
Peores lunas que esta han iluminado ojos más tristes a mi lado, pienso en la existencia y todos esos hechos tan transcendentales. Si alguien me toca la espalda suelto un gruñido suave, entre animales, camuflo esta cordura reservada para noches más vacías. ¿Y lo último que oigo? Cuando quieras llámame.

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