Hay algo que me hace sonreír, pero no me deslizo entre las sábanas en su busca. Entre unos valientes giros y otros, si no me agrada aquello que observo me levanto y busco la calma en esas hojas que desprendió la lucha eterna. Fuera de este desconocido colchón hay una esperanza que me prende llamas, tanto que siempre hay un hombre detrás preguntando si llevo fuego. Ya no sé si es el mismo. Las horas.
Peores lunas que esta han iluminado ojos más tristes a mi lado, pienso en la existencia y todos esos hechos tan transcendentales. Si alguien me toca la espalda suelto un gruñido suave, entre animales, camuflo esta cordura reservada para noches más vacías. ¿Y lo último que oigo? Cuando quieras llámame.
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